El tratamiento de ortodoncia no solo busca lograr una sonrisa estética, sino también una oclusión fisiológica adecuada, que permita mantener en el tiempo una relación dentomaxilar sana para el paciente. En otras palabras, el objetivo es que la mordida funcione y encaje lo mejor posible.

La ortodoncia puede realizarse con brackets o con alineadores. Cuando el tratamiento se hace con brackets, es fundamental contar con dispositivos de higiene especializados que permitan limpiar adecuadamente todas las superficies y espacios creados por la aparatología. Entre ellos se encuentran los cepillos interproximales, los enhebradores de seda dental y los cepillos diseñados específicamente para la limpieza de brackets y dientes al mismo tiempo.

También es clave asistir puntualmente a las citas de revisión, ya que en estas consultas el especialista evalúa la evolución del tratamiento y realiza los ajustes o correcciones necesarias.

Los brackets están adheridos a las superficies dentales, por lo que se debe tener cuidado con ciertos alimentos para evitar que se despeguen. Un bracket suelto puede retrasar e incluso afectar negativamente el progreso del tratamiento.
Entre los alimentos o hábitos que se deben evitar están: granos de maíz, hielo, alimentos muy pegajosos y utilizar los dientes para destapar, cortar o abrir objetos.

Al finalizar el tratamiento, es indispensable usar los retenedores o dispositivos indicados por el ortodoncista y asistir a las citas de control. Esto garantiza que los resultados obtenidos se mantengan y que el esfuerzo —tanto en tiempo como en inversión económica— no se pierda.

Fuente: Dra. Natalia Olaya Coordinadora Gestión Conocimiento Proquident

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