Una sonrisa blanca, sana y armoniosa siempre ha sido sinónimo de autocuidado, bienestar y felicidad. Si bien algunas personas nacen con sonrisas naturalmente alineadas y brillantes, hoy en día existen múltiples alternativas para quienes desean mejorar su apariencia dental. Entre ellas se encuentran la ortodoncia, los tratamientos de blanqueamiento y las carillas dentales, que pueden ser de resina o porcelana.

No obstante, es fundamental tener cuidado al elegir estos procedimientos, ya que cada uno tiene ventajas y desventajas que deben evaluarse según las condiciones específicas de cada paciente. Por eso, la asesoría de un odontólogo es clave.

Blanqueamiento dental: ¿en qué consiste?

El blanqueamiento dental es un procedimiento estético que busca aclarar el color de los dientes mediante el uso de peróxidos, como el peróxido de carbamida o de hidrógeno. Estos agentes químicos eliminan las manchas superficiales y dan mayor luminosidad a los dientes, acercándolos a tonos más blancos y brillantes.

Es importante tener en cuenta que los resultados varían según cada persona y que este tratamiento debe ser supervisado por un profesional. Solo así se puede garantizar una aplicación segura, con tiempos y concentraciones adecuadas, evitando sensibilidad o daños al esmalte.

Carillas dentales: para transformar forma y color

Las carillas son delgadas láminas que se adhieren a la parte frontal de los dientes con el fin de mejorar su aspecto, tanto en color como en forma. Pueden estar elaboradas en resina (directamente en el consultorio) o en porcelana (generalmente fabricadas en un laboratorio dental).

El diseño de las carillas debe realizarse de manera personalizada, junto con un especialista en estética dental. Es esencial respetar los espacios biológicos de los dientes y las encías, para evitar complicaciones o daños a largo plazo. Además, el tamaño y posible desgaste dental requerido para colocarlas dependerá del tipo y diseño de carilla seleccionada.

Diseño de sonrisa: un tratamiento integral y personalizado

Muchas veces, estos procedimientos se combinan dentro de un plan integral conocido como “diseño de sonrisa”. Por ejemplo, se puede iniciar con ortodoncia para corregir la alineación y la mordida; posteriormente, realizar un blanqueamiento para mejorar el color, y finalmente colocar carillas o pequeñas restauraciones que perfeccionen la forma de los dientes.

Cuando el diseño de sonrisa es natural y respetuoso con la anatomía dental, no solo es más fácil de mantener en el tiempo, sino que también resulta mucho más estético y armónico.

 

Fuente: Dra Natalia Olaya, Coordinadora Conocimiento Proquident.

Síguenos