La higiene bucal proviene de épocas remotas, en la era primitiva el hombre empleaba sus uñas o
incluso trozos de madera para limpiar sus dientes, en la época prehispánica los indígenas utilizaban
raíces de plantas o se frotaban los dientes con los dedos; éstos fueron los inicios de la higiene bucal
para evolucionar en lo que conocemos hoy en día.

El odontólogo es el profesional de la salud que indicará cual es el cepillo más adecuado para cada persona.

Existen ciertos indicadores que nos muestran cuando debemos cambiar el cepillo dental:

• Cuando las cerdas empieza a doblarse hacia los lados.
• Cuando las cerdas se separan o se abren
• Después de haber tenido covid; infecciones bucales, respiratorias o dolor de garganta,
  ya que los gérmenes de estas patologías pueden almacenarse en las cerdas del cepillo y
  provocar una infección de nuevo.

El cepillo de dientes no se debe guardar dentro de estuches o bolsas que impidan el secado, debe
tener circulación de aire para evitar que permanezca húmedo. El cepillo dental tampoco debe
estar en contacto con cerdas de otros cepillos y su uso debe ser personal.

Después de cada cepillado, el cepillo se debe lavar en el chorro de agua, y agitarlo para retirarle la
mayor cantidad de agua posible y posterior a esto, dejarlo con ventilación para que se seque.

Con el tiempo de uso las cerdas y el mango acumulan una gran cantidad de bacterias, además que
su desgaste modifica la forma de las cerdas, esto hace que éstas vayan perdiendo eficiencia a la hora de
eliminar la placa bacteriana. Sin la eliminación de la placa bacteriana, nuestra boca está en peligro de sufrir
alguna enfermedad bucodental, por lo que se recomienda renovar el cepillo dental cada 3 meses
aproximadamente o cuando experimentemos alguna de las situaciones anteriormente mencionadas

En Proquident contamos con una amplia variedad de cepillos de dientes que pueden utilizarse
dependiendo de la edad, línea para niños, uso de ortodoncia, uso de prótesis dental o kit para toda la familia.